Ana María Yáñez Fundadora del Movimiento Manuela Ramos
La actriz Emma Watson habló hace unos días en la ONU sobre la equidad entre hombres y mujeres. Señaló: “Hombres, […] la igualdad de géneros es vuestra cuestión también”. Cuando retó a los varones
para que aspiren a la equidad, abordaba muchos aspectos de la desigualdad entre hombres y mujeres; uno de ellos, el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres.
El Poder Ejecutivo acaba de reglamentar una ley que podría dar un giro dramático a esa situación de disparidad: la Ley Nº 29700. La norma exige el reconocimiento del valor económico del trabajo doméstico no remunerado, ¿qué significa esto?
La ley de 2011 disponía la inclusión de una cuenta satélite dentro de las cuentas nacionales, en la cual cada cinco años el Ejecutivo tendría que poner el valor, en dinero, del trabajo no remunerado de las mujeres. ¿Cómo medirían esa cifra? Tras larga espera y luego de 39 meses, se aprobó el reglamento de la citada ley que lo explica.
Una cuenta satélite registra actividades productivas nuevas que con el tiempo se suma a la contabilidad nacional. La idea es incorporar dinero en esa cuenta, lo que implica saber en concreto cuánto vale el trabajo no remunerado de las mujeres. Ya con la cuenta, y establecidos los planes respectivos, se implementará con ese dinero medidas que alivien la carga de trabajo que hoy, mayoritariamente, tiene la mujer.
Por ejemplo, miles de mujeres trabajan en la casa y aportan al desarrollo del país. Miles de horas dedicadas a la casa, a atender niños, enfermos y ancianos, etcétera. Hay que sumarle a ello las labores en comedores populares u otros voluntariados. Estas actividades no son consideradas trabajo.
A partir de esta norma sabremos no solo la cantidad de tiempo que se dedica a estas actividades, sino además su valor económico. Con el paso del tiempo, este valor económico debe transformarse en servicios, lo cual aliviará el trabajo doméstico de las mujeres y así podrán involucrarse en su propio desarrollo.
Organizaciones feministas como Manuela Ramos han establecido que este “trabajo invisible” equivale al 28% del producto bruto interno, es decir, cinco veces más que la minería, la industria o la manufactura.
Sabemos cuántas horas trabajan las mujeres a partir de la Encuesta de Uso del Tiempo que se aplicó en 2010 y que midió el número de horas que trabajan en la casa las mujeres. El reglamento señala que esta cuenta será actualizada cada cinco años tras la elaboración de esa encuesta.
Es claro que esta ley incide directamente en el conocimiento de las condiciones socioeconómicas en las que se encuentran las mujeres, lo que evidencia una iniquidad absoluta que se espera superar.
fuente diario el peruano
Escribir comentario