Pese a que en 2014 Perú fue sede de la Vigésima Conferencia sobre el Cambio Climático (COP20), la agenda económica no permitió abordar decisiones para disminuir el daño ambiental que las actividades de nuestra sociedad producen. Hay dos cosas claras: (i) el calentamiento global es ocasionado por la excesiva liberación de los gases del efecto invernadero (GEI), entre ellos el dióxido de carbono, que actúa atrapando el calor de la atmósfera, y (ii) estos gases son generados por actividades humanas
cotidianas e industriales de quema de combustibles fósiles para la generación de energía, las que aumentan año a año, acelerando el proceso de calentamiento del planeta. Debido a que los GEI son
una externalidad, pues quienes los generan imponen costos en otros, la solución pasaría por “internalizarlos”. En ese caso, emitir los GEI se convertiría en un costo de producción para el que los
produce, de forma tal que habría un incentivo para reducir su generación: cuanto más costoso sea generarlos, mayor será el incentivo. por Luis Durán Rojo
Profesor de la PUCP
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