Como quisiera uno medirlo, Corea del Sur es una de las historias de desarrollo más impactante en tiempos recientes. Una de las tantas formas de demostrarlo es el mapa satelital nocturno, que contrasta la oscuridad de Corea del Norte – otrora la base industrial de la península – con un resplandeciente sur.
Por supuesto, Corea del Sur no solamente ha superado a su vecino del norte. En 1980, 15 países de América Latina y el Caribe tenían un PIB per cápita por encima al de Corea. En 2014, según nuestras estimaciones, ningún país de nuestra región supera al país asiático. Trinidad y Tobago es el que más se acerca, con un PIB per capita de un 88 por ciento de Corea.
Entre 1961 y 1993, su tasa de pobreza pasó de 48,3 por ciento a 7,6 por ciento.
Lo que Corea hizo bien desde que la brutal guerra civil lo dejó al borde del abismo no es un tema de debate casual. Replicar la mezcla de ingredientes de políticas que permita dar el salto de un país en vías de desarrollo a uno desarrollado no es solamente muy difícil, es algo crítico para millones de ciudadanos de América Latina y el Caribe para que dejen atrás la pobreza y puedan competir en un mundo globalizado.
Estas lecciones son analizadas en el “Foro de Intercambio de Conocimiento: las Experiencias de Corea y LAC”, que tendrá lugar en Busán, Corea, como parte de la Reunión Anual del BID. El evento del 26 de marzo es un intercambio de ideas donde la región de América Latina y el Caribe busca entender el modelo económico y social de Corea, y vice versa.
Una docena de centros de estudios de Corea y de América Latina producirán trabajos técnicos que abordarán diferentes aspectos del desarrollo, desde energía sostenible hasta una capacitación laboral para el futuro.
Algunos de los éxitos de Corea son bien conocidos y documentados. El país promovió de manera tenaz sus exportaciones y pudo asignar recursos y capital humano a sus industrias más productivas de manera que otros países tuvieron muchas dificultades en replicar. Sus instituciones funcionaron bien, un legado en parte atribuible a un sector público que – en una tradición que lleva siglos – logra seleccionar los mejores y los más brillantes para sumarse a su servicio civil.
Menos conocido es lo que Corea hizo mal. Según un trabajo presentado por el Instituto de Desarrollo de Corea, el país sobre invirtió en industrias químicas y pesadas y el sector privado operaba bajo la impresión que el gobierno no dejará que las empresas quiebren. Entre otros, estos factores contribuyeron a la crisis de fines de los 90 y a un mayor nivel de desigualdad.
Pero el país volvió con nuevos bríos, y mientras enfrenta importantes desafíos, es una potencia industrial y de conocimiento, firmemente en el campo de las naciones desarrolladas. Su experiencia en educación, capacitación laboral, promoción de comercio, ciudades inteligentes, uso de redes inteligentes y otras tecnologías para mejorar la productividad, conlleva lecciones valiosas para América Latina y el Caribe. A su vez, políticas y programas exitosos de América Latina pueden arrojar luz sobre alternativas de inversiones para Corea y otros países asiáticos. Algunas de las áreas a ser discutidas en el Foro para el Intercambio de Conocimiento en Busán incluyen
- Pueden las otrora políticas exitosas de promoción de inversión y de comercio ser replicadas, y en caso de que la respuesta sea sí, ¿cómo?
- Dado que los líderes políticos tienen capital político y financiero limitado, ¿qué reformas específicas tienen más chance de ayudar a los países a saltar de un país en vías de desarrollo a uno desarrollado?
- ¿De qué manera la capacitación laboral puede alinearse con las demandas del sector privado y, por lo tanto, de las necesidades de las economías en crecimiento?
- ¿Cuáles son las tendencias emergentes en eficiencia energética, y qué enseñan las experiencias de países como Brasil, Nicaragua y Corea?
- ¿Qué rol juega la coordinación institucional en aumentar la probabilidad de que políticas promuevan exitosamente las tecnologías de información y de comunicación?
Esta columna fue originalmente publicada en el blog “Ideas que cuentan” del BID
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