Cada gobierno que inicia plantea cambios tributarios que, inmediatamente, los bautizan como una reforma. La próxima administración no estará ajena a esa tendencia, y ya algunos candidatos
presidenciales han lanzado propuestas de modificaciones en la legislación incluyendo, por cierto, la rebaja de las tasas.
Pero a diferencia de otros años, si bien la fortaleza fiscal del Perú no es mala, ha ido perdiendo solidez, al punto de que a mediados del mes pasado el presidente del Banco Central de Reserva advirtió que el próximo gobierno debería evitar perder más ingresos, por lo que recomendó que el Impuesto a la Renta para las empresas no debía reducirse más.
Días después, el ministro de Economía se pronunció y ratificó que no se iba a detener la reducción prevista para el próximo año. Simultáneamente, algunos de los partidos en contienda han enfocado una parte importante de sus planes en la reducción impositiva, creación de un régimen de tributación cero y temporal para las microempresas, eliminación de Impuesto a la Renta para las mypes que decidan formalizarse, entre otras propuestas.
Y como si no fuera suficiente, todos ellos han lanzado propuestas de gasto fiscal, pero con “costos que no se tienen en la cabeza”, como dijo la candidata que por ahora va primera en los sondeos.
¿Cautivan estos planteamientos a los votantes? Por lo menos en el caso de la rebaja de impuestos para reducir la informalidad, el 60% no cree que se vaya a lograr el objetivo con esa medida. Si bien esta cifra refleja una percepción, puede servir para replantear algunas propuestas. Y es que el combate de la informalidad en la economía va más allá del tema tributario.
El Impuesto a la Renta ha caído fuertemente, y el costo por la reducción aprobada por el MEF ha significado una pérdida de S/. 4,700 millones en recaudación. Para este año, el Gobierno ya reconoce que el déficit fiscal puede alcanzar hasta 2.4% del PBI. Será por eso que ya los pretendientes al sillón de Pizarro comienzan a apuntar al Fondo de Estabilización Fiscal que tiene más de US$ 9,159 millones para poder cumplir con las promesas con las que intentan ganar los comicios.
Y es que, más que oponerse a una reducción de las tasas o a cambios en la legislación, es importante evaluar con sumo cuidado el impacto que pueden tener estas medidas, para lo cual se necesita “un plan que se vea que realmente es sostenible”, tal como recomendó Julio Velarde. Los peruanos ya conocemos lo que significa para el país cuando el déficit fiscal se va de las manos.
Indudablemente, no se sugiere mantener el statu quo del régimen tributario. Hay que hacer cambios que vayan desde las tasas a mejoras en la relación entre Sunat y los contribuyentes que, actualmente, es desproporcionalmente favorable para la administración tributaria. Un ejemplo de lo anterior es que el defensor del Contribuyente depende del Ministerio de Economía, que a su vez tiene bajo su ámbito a la Sunat y al Tribunal Fiscal.
Por eso, repito, cambios tienen que hacerse, pero bien pensados.
Fuente: Diario Gestión
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